Buscan amparo espacios independientes. Regidos como centros mercantiles, ansían una normativa que los diferencie
Por Israel Sánchez / Reforma JUEVES 7 / MAR. / 2019
Tras años de intentos infructíferos, finalmente los espacios culturales independientes caminan hacia una legislación que los ampare contra problemáticas comunes; muchos, por ejemplo, se ven obligados a operar como bares cuando son foros o incluso recintos museísticos.
Pero la creación de una normatividad para ellos no es tarea fácil, principalmente por la complejidad que rodea a estos recintos, lo que ha quedado de manifiesto en las mesas de trabajo promovidas por la Comisión de Derechos Culturales del Congreso capitalino, antes Comisión de Cultura, y que han reunido a gestores y representantes de diversos espacios, así como a académicos, funcionarios y ciudadanos.
«Lo que sucede hoy es que muchos somos, o nos llamamos, nos autodefinimos, espacios culturales independientes, pero todos somos bien diferentes, heterogéneos», explica en entrevista Juan Carlos Narváez, director de la cafebrería Marabunta, en Av. Miguel Ángel de Quevedo 485, y quien ha participado en algunas de las charlas de análisis sobre la ley.
«Lo que estamos buscando, y un poco creo que ha sido la discusión de las mesas, es una definición en común, una definición que nos agrupe a todos».
Desde finales de enero, con un par de reuniones como antecedente, la Comisión que preside la diputada Gabriela Osorio lleva a cabo reuniones de trabajo en diversas zonas de la Ciudad, en las que integrantes de este gremio han diagnosticado la situación que viven para saber qué se debe tener en cuenta al modificar o crear un marco normativo, ya sea reformando, por ejemplo, la Ley de Establecimientos Mercantiles, a modo de que contemple sus necesidades, o través de un nuevo instrumento.
«(El objetivo es) armonizar los marcos normativos que sean necesarios para que quede esa ley», precisa a REFORMA Diego Ilinich Matus, coordinador de asesores de Osorio.
El reto está, añade Narváez, en alcanzar una definición que concilie la heterogeneidad, diversidad, multidisciplinariedad y los enfoques políticos, sociales o económicos de cada uno de los espacios, itinerantes o con sede fija, lucrativos o no, y con agendas culturales distintas.
Además del tema de la definición, los participantes de las mesas -inmersos en esta discusión por varios años- han abordado la clasificación de estos espacios, las políticas públicas transversales que los regirán y su vinculación con la comunidad, detalla Matus.
«Los espacios culturales independientes están suscritos a un régimen fiscal, por ejemplo, de restaurantes o de discotecas. No tienen un régimen fiscal propio», señala.
Contar con un régimen particular les permitiría evitar los cierres de sus espacios por carecer de permisos que estrictamente no les corresponden. Podrían así, por ejemplo, justificar que el coctel tras una inauguración no es venta de alcohol o que la música en un performance no es un concierto, y zanjar clausuras u otras medidas legales que por años han padecido.
«Al parecer, las leyes o el Gobierno o el Estado, en vez de incentivarte y hacerte un acompañamiento, en vez de apoyarte, parece que te ponen la pierna. Hay tantos candados y tantas licencias que uno se desanima», observa Mariana Rodríguez, presidenta de la Asociación de Escritores de México (AEMAC), misma que, tras un conflicto de varios años, perdió la sede que ocupaba en el centro conocido como La Pirámide, en San Pedro de los Pinos.
«Por eso nos importa mucho ver qué va a pasar con esta ley, porque también estamos buscando una sede», añade.
Anteriormente, la propia AEMAC trabajó en una propuesta de ley para espacios culturales independientes y alternativos -esto último como un añadido para diferenciarse de la oferta oficial y comercial-, que proponía reformas y adiciones a leyes establecidas en función de lograr reconocimiento e incentivos, hasta representación en consejos delegacionales.
Al término de las mesas, de las que aún faltan dos, a realizarse en Clavería 22, el 16 de marzo, y Cracovia 32, 6 de abril, la información será sistematizada, expone Matus.
A decir suyo, el panorama para esta ley, que pugna por mejores condiciones laborales para la cultura alternativa, es favorable.