Una cartilla pública de lecturas / César Cortés Vega

Una cartilla pública de lecturas es un espacio para destacar unas cuantas joyas textuales —y visuales, por qué no— que planteen la posibilidad de revisar las políticas de lo «literario» intentando poner el ojo en espacios no del todo registrables, salvo quizá desde un ejercicio imaginativo: efectos que a duras penas puedan documentarse en casos de total permanencia, aunque en su parcialidad sí tengan la capacidad de suscitar un territorio para las ideas. Porque sé que si bien todo registro implica aún lo dialéctico y, por lo tanto, es ejercido desde una de las orillas identitarias, son posibles intervalos que no jueguen siempre la partida de las representaciones. Y eso depende fundamentalmente del tiempo. Es decir, de su percepción. La literatura —que definiría acá, como primera tirada, una práctica para construir mitologías— tiene ahí un punto, donde dicho problema puede abordarse con mayor dignidad, o con un conformismo menos adscrito a una condición positiva. Sin embargo, hay otros ejemplos que, no siendo necesariamente literarios, complementan procedimientos similares.